A PROPOSITO EL GRITO SILENCIOSO

11.06.2012 16:18

Madre, aunque tú quisiste que no naciera, no puedo dejar de decirte”MAMÁ”. Te escribo desde el cielo para explicarte lo feliz que Yo estaba desde que comencé a vivir en tú vientre, Yo deseaba nacer, conocerte y pensaba que algún día llegaría a ser un niño alegre. Soñaba con ir a la escuela y llenarte de amor y felicidad. Yo creía que cuando se cumplieran los nueves meses de estar junto a tú corazón, y naciera, todos se iban a alegrar en casa con mi llegada. Pero tú no pensabas igual que Yo, ¿verdad Mamá? Y un día, cuando Yo estaba tan contento jugando  en lo  más recóndito de ti,  para mi divinidad en Mamá, sentí algo extraño…..que no sabría explicártelo; algo que me hizo temblar. “Sentí que me quitaban la vida”. Yo quise defenderme…. Pero la muerte con su implacable y metálica voz me sorprendía cuando, en tú vientre, jugaba tan contento y solo pensaba en nacer para adorarte. Entonces no comprendí quién me quitaba la vida. Dime Mamá: ¿quién podría entrar impulsivamente dentro de ti y llegar hasta donde tan seguro estaba, para matarme? ¿Quién sabía que Yo estaba allí? ¿Quién fue Mamá? ¿Dónde estabas Tú, que no me defendiste?.....No sé lo que llegué a pensar….perdóname, pero por un momento, el negro cuervo de la duda pasó por mi mente y creí que solo tú habías podido hacerlo. Pero no…, perdona mi mal pensamiento. ¡Cómo iba a comprender que una madre matara a su hijo, cuando en la casa ni estorbaban ni el televisor ni el gato¡ Ahora, Mamá, yo lo sé todo. Estoy aquí en el otro mundo, y un compañero, que tuvo igual fortuna que Yo, me ha dicho que fuiste tú, porque dice que hay madres que matan a sus hijos antes de nacer. Madre, ¡Cómo pudiste matarme¡ ¿Cómo es posible que hicieras tal cosa conmigo? ¿Pensabas acaso poder comprar un lavaplatos ó una nueva lavadora  con los gastos que Yo te ocasionaría? El mal consejo que te dieron, lo escuchaste antes de escuchar a tú corazón. Yo que tenía tantas ilusiones…tú me las quitaste todas…Yo que pensaba en ser un buen ingeniero, sacerdote ó santo. Hubiera podido ser un buen hijo y un buen padre, pero me lo negaste todo. ¿Sabes una cosa Mamá? Ayer estuve hablando con Dios y le pedí que, por favor, aclarase la verdad de mi muerte. El me  abrazo con cariño y me dijo muchas cosas…Las palabras más maravillosas y alentadoras que jamás escuché, las mismas que siempre soñé escuchar de tus labios de madre cuando todavía esperaba que un día me arrullaras en tus brazos. Me dijo también, que solo El es el dueño de la vida, que nadie tiene derecho ni poder para quitarla. Por mis ojos caían torrentes de lagrimas, pero Dios me estrechó contra su pecho y me susurró tiernamente: “Pequeño mío, si tú no tienes madre, yo te doy la mía, y me enseño a la Virgen, y Ella me ha dado todo lo que tú me negaste.

Mamá, antes de despedirme de ti, voy a pedirte un favor: que esta carta que te escribo, se las leas a tus amigas y futuras mamás, para que no cometan el monstruoso error que tú cometiste conmigo. Te envío todo ese cariño que hubiera querido darte en vida, te pido que te arrepientas de la que hiciste conmigo, con tu hijo que nunca nació.